NINGÚN SER HUMANO ES ILEGAL

NINGÚN SER HUMANO ES ILEGAL
BLOG DE MARIA

OTRO MUNDO ES POSIBLE

OTRO MUNDO ES POSIBLE
CUANDO LO SOÑAMOS JUNTOS...

viernes, 27 de julio de 2007

LA CIGÜEÑA SE SUICIDÓ

Hoy la cigüeña ha vuelto a suicidarse de camino a casa... es extraordinario sentir como las alas revolotean alrededor de las piernas y se enredan haciéndote, casi, volar...
Cuando he levantado un pie para acariciarla y agradecerle el paseo, ha tropezado y se ha estrellado contra el suelo... he intentado reanimarla, pero se ha difuminado con las baldosas de la terraza y ha desaparecido ¡sin más! ...me han dado ganas de llorar

lunes, 23 de julio de 2007

BIENVENIDO

Hola...¿qué tal?...llevaba tiempo sin esperarte, pero... el mundo se reorganiza y el viento sopla distinto cuando las vistas se vuelven y se devuelven...
Bienvenido hermano,amigo,ser extraño hecho de azar...

CARRETERA A-4

Vamos siguiendo el hilo,
blanco,
de la carretera;
con las alfombras medio verdes
de los laterales,
medio azules también si miras
hacia arriba.

Dos molinos,
perdiéndose,
han aparecido en dos segundos
para volver a no existir
mas que en mi memoria:
fabricada para olvidar.
Los camiones me austan
porque son más grandes
que tú y que yo juntos...,
y pasan rápido al lado nuestro.

Intento fijar las retinas
en un punto exacto del viaje,
pero me mareo y todo pasa...
sólo puedo otear sin desvarío,
el final de la carretera,
al frente,
el horizonte difuso
que jamás es el mismo y
al que,
si soy impaciente y racional,
no llegaré nunca.

lunes, 9 de julio de 2007

ÚLTIMA PARTE...FIN

Los niños no estaban, se habían escapado y yo no había hecho nada por evitarlo. Quería estar sola, intimidad conmigo misma y con él; estrecharle entre mis brazos y ser consciente, sin otro afán que el meramente epicúreo, de sentir: para mí y por mí.
Reubiqué los trastos del salón y coloqué los cojines, tal y como a mí me gusta; le dije adiós a las macetas y me retoqué el pelo y las cejas en el espejo de la entrada. Las llaves en la mano y el libro dentro del bolso, … Cerrando la puerta, apareció Jorge, distraído pero sonriente me preguntó a dónde iba y si estaban nuestros hijos en casa. Sin dudarlo un segundo, le contesté que no, que los niños habían bajado al kiosco de Carmela y que estarían por allí su, por lo menos, hora de rigor… Jorge acarició mi mentón con ese pulgar suyo, que me volvía loca y se despidió con una elevación de cejas, mientras recogía el poco pelo que le quedaba y se resignaba a perder, tras sus oreja derecha - ¡nos vemos luego, loca!- me gritó desde el quicio de la puerta, yo le contesté con un guiño, mientras apretaba con la mano el libro en su escondite secreto e iba desapareciendo debajo de las escaleras del tercer piso.
Bajaba los pisos a trompicones y acelerando y aminorando continuamente el paso. Descansando para no morir asfixiada ( es lo que tiene hacer sido fumadora tantos tiempo y seguir siendo gordita…), riendo y lagrimeando a la vez; y, por supuesto, rememorando sin poder evitarlo, las carreras desde casa al Triunfo y del Triunfo a la casa, con los folios ordenados esperando ser desvirgados.

Los treinta y dos años que la vida había recorrido por mi cuerpo, me hicieron retrasar el momento esperado, pero “más vale tarde que nunca” y ¡al fin! llegué. Esta vez no era El Triunfo ni aquel piso alquilado de Granada, pero me contentaba con El Retiro madrileño (al fin y al cabo, ambos empezaban por “El” como “Él” también…,) ya empezaba el juego…
Sin dudar, elegí ese árbol, esparcí toda mi energía a su alrededor, creé una atmósfera privada, cerré los ojos, respiré hondo y los volví a abrir: …Él ya estaba allí, conmigo…

¡ Había pasado tanto tiempo y tantas cosas! Abrí las pastas y sucumbí al olor del papel y la tinta mezclado con el de la arboleda, los cuales poco a poco, me iban arrancando, sin piedad, la poca cordura que me quedaba y que, hoy, no llevaba puesta. Pasé la primera hoja y…, esperaba una dedicatoria, siempre la hacía: “ a mis hijos, a mi esposa, a mi madre…”; ¡no sé!, eran escuetas pero siempre aparecían al pasar la primera página…, mi fe, ciega, siempre albergaba la esperanza de ser yo la que se dibujase en esa escueta cita. Obvié ese dato absurdo y recordé que yo me encontraría con él dentro, por entre los renglones y valiéndome de las palabras y el uso mágico que hacía de ellas. Partí rumbo hacia donde él quisiera, sin dedicatoria y sin guión…
Leí y leí, tragué saliva para no ahogarme de vez en cuando y cuando levantaba la vista, intentando eludir el consecuente mareo, provocado por la “ingestión masiva” de palabras; le veía sentado junto a mí, en la parte trasera de la Facultad, con el bolígrafo “Bic” asomando entre su pelo.
El “Fin” llegó más rápido que otra veces, a la par que atardecía. Limpié las lágrimas y esperé quince minutos a que se relajaran mi alma y mis sollozos, a estabilizar el pulso…; volver a la realidad costaba: deshice el hechizo y desvinculé al árbol de mi vida volviendo a enjaretar la atmósfera con sus ramas, me despedí y regresé a casa… Más despacio y, tal vez, más madura…

Si al traqueteo de las llaves (con ese inmenso llavero que me regaló mi madre), le sumas el sonido de fondo de la televisión y los gritos de los niños jugando a la Play Station, se genera una honda expansiva que desfigura hasta el más pequeño resquicio de ensoñación que me quedara dentro ¡puf! Y se me despeina el flequillo con una bocanada de realidad...
Mientras avanzaba hacia el salón dispuesta a comerme esa maquina infernal que hacía autómatas a mis hijos y a su padre, me descalcé y divisé ¡por supuesto! el desorden de cojines, nada cómodo para una ama de casa estereotipada como yo… Jorge levantó la vista del mando y me devolvió una sonrisa - ¿ya estás aquí, loca? ¿qué vamos a hacer de cenar? ¡estos niños o comen o me despluman, que ya van tres helados!- … espontáneamente me acerqué a él y mientras le besaba la frente y le quitaba el bolígrafo de la oreja, le susurré en su inmenso pabellón auditivo: - me ha emocionado la dedicatoria al final del libro.. “a mi loca”.



FIN

jueves, 5 de julio de 2007

Rubén...

Esta noche, dejo de estudiar ya..., siete años sin hacerlo se hacen cuesta arriba; como cuando dejas de fumar y de pronto te conviertes en adicta, de nuevo y sin casi querer, en la última "tajá" de luna llena; fumas siete cigarros y al día siguiente cualquier avenida de Sevilla te parece una cuesta del Castillo de Locubín...
He terminado de hablar con Rubén (mi primo, una de esas personas que te transmiten "wenrro"y que siempre te las encuentras donde menos te lo esperas...)y que, por cierto, me hizo el mejor regalo de mi cumple, junto con las velas de mis vecinos... y ¡a lo que iba! al final, cuando se ha ido a cenar me he vuelto a enganchar a su blog (http://fotoblog.com/actuandolavida) y me he encontrado con esto....(Rubén, gracias..., esta noche van por ti mis musos...)
Se miran, se presienten, se desean,se acarician, se besan, se desnudan,se respiran, se acuestan, se olfatean,se penetran, se chupan, se demudan,se adormecen, se despiertan, se iluminan,se codician, se palpan, se fascinan,se mastican, se gustan, se babean,se confunden, se acoplan, se disgregan,se aletargan, fallecen, se reintegran,se distienden, se enarcan, se menean,se retuercen, se estiran, se caldean,se estrangulan, se aprietan se estremecen,se tantean, se juntan, desfallecen,se repelen, se enervan, se apetecen,se acometen, se enlazan, se entrechocan,se agazapan, se apresan, se dislocan,se perforan, se incrustan, se acribillan,se remachan, se injertan, se atornillan,se desmayan, reviven, resplandecen,se contemplan, se inflaman, se enloquecen,se derriten, se sueldan, se calcinan,se desgarran, se muerden, se asesinan,resucitan, se buscan, se refriegan,se rehuyen, se evaden, y se entregan.
Oliverio Girondo

miércoles, 4 de julio de 2007

CUARTA PARTE...

Después de todas las tardes de rincones granadinos y vinos excesivos, nos besábamos descompasadamente y por entre casi todos los suburbios que transcurrían a nuestro alrededor (todo era un suburbio al lado del reino de los dos, la urbe de los cuerpos jóvenes trastocando el medio y a las gentes…), besos cálidos y húmedos de lengua y de palabras…, a la par de los labios besando, se derramaban palabras, frases, lírica y sonetos, estribillos y canciones… -¡oh Dios, era tan excitante esa prosa de saliva!- y poníamos fin a nuestras bocas yendo cada cual a su casa y relatando en folios y más folios, todo lo que habíamos sentido. A la mañana siguiente, quedábamos en el Triunfo y nos intercambiábamos los trozos de besos desdibujándose por entre los papeles rebosantes de líneas y nos marchábamos, casi sin mirarnos; con las manos llenas de hojas y el paso acelerado, en busca de un lugar donde volver a encontrarnos, pero esta vez entre los renglones, entre las letras formando palabras, entre las líneas nos acurrucábamos dejando pasar la gravedad y las horas… como sólo él y yo sabíamos hacer… como hoy iba a volver a repetir, al abrir estas pastas rugosas de color teja, que ya me estaban sabiendo a su boca 32 años atrás…(.......)

martes, 3 de julio de 2007

TERCERA PARTE....

Llegó en silencio también, respetando las normas de este club selecto de extraños reunidos con el único fin de desaparecer del ruido. Silencioso como sería más adelante en todas sus acciones. Con las manos en los bolsillos y aspecto despistado, caminaba por entre el engullidor de libros y la intérprete frustrada de melodías “xilofónicas “; con unas cuantas cuartillas bajo el brazo ( en el hueco de la axila) y otro boli “Bic”, como el mío, colocado en la oreja – este es el hijo de un carpintero con su toque bohemio… ¡otro más!- me dije al levantar la vista del folio, aún en blanco…


- los “Bic” son los más baratos, pero reconocen las manos de los artistas, tú las tienes – un gesto serio se había acomodado en la cara del “hijo del carpintero” mientras esperaba la respuesta (mi respuesta) a su afirmación… a partir de aquí, sabéis como yo lo supe, que mis rutinas de “rara de facultad de letras” serían diferentes, como ÉL lo era…

Casi siempre, cuando hago un esfuerzo por recordarle detalle a detalle, le imagino con los vaqueros gastados que olían a limpio y lucían “a sucio”, la camiseta naranja y el pelo enredado recogido con una gorra. Sentado junto a mí, repetía una y otra vez, la belleza que se podía encontrar en una sola palabra dicha en el momento exacto, la magia de cualquier frase, el placer infinito de un texto bien redactado, aderezado a gusto con lirismo, buena gramática y muchos sentimientos. La noche que vuelve a mí cuando le rememoro transcurre en “El harén de Arquímedes”, como siempre que queríamos ver los ojos al sol tras acabar nuestro ejercicio semanal de introspección y análisis del espíritu individual. Lo más importante de este recuerdo que retumba, fue el rasgo poco común que me hipnotizó: todo lo que me decían sus ojos, acribillándome desde el rincón en el que estaba el piano… me miraba a los ojos, mientras enredaba entre sus dedos los mechones de pelo corto que se le escapaban tras las orejas enormes, que lo hacían más atractivo aún (me gustó todo de él…suena a canción)… Ahora que tengo su libro entre mis dedos, la yemas me sudan y las pastas se me escurren; le recuerdo vivo, en el rincón del bar, esperándome…(continuará...)