Hoy soy más astuta que los perros, bueno, esta vez… más astuta que las perras. He conseguido llegar hasta aquí usando las escaramuzas más sofisticadas para mi tiempo, refriegas de antaño actualizadas, versiones 2.0 y callejones que no solían tener escapatoria a vista de cualquiera que mirara sin ver.
Logré arrebatar poderes a los monarcas y desbancar virtudes a guiñoles desgastados por los años. Sobrevivir a lides aromáticas y morbosas, retar en “face to face” a arlequines siniestros salidos de cualquier película de sobremesa y continuar ascendiendo “por los siglos de los siglos, amén”.
Cuando aparezco de nuevo en escena, con el mutis de un tentempié (adiós, hola, adiós, hola, adiós…)acabo cacareando encima de la barra de cualquier bar donde den “flamenquito” ¡oh dios! y, para ira de mis dioses, me siento bien – jajajaja- no puedo más que reirme… -jajaja- Y con esto, también, me cago en los puristas y en los que odian el cloqueo inmundo del “ciberargot” contemporáneo. Lo siento, lo uso bien, seguro que “alRove” le gusta…
Por eso, hoy soy heroína de mi historia (la que me invento, que es la real), acabo la tarde planchando vaqueros que no están tan arrugados pero… que a mi me place, hoy, planchar ¡es mi cuento!.
No quiero escucharte silbar ¡inmundicia!, me pongo a Javier Limón en Spotify y paso de los caballeros, me gustaría follármelos, pero… de ahí a que lo haga me he comido cuatro kiwis y una naranja o, mejor, me pinto una armadura y los mando a tomar por culo. Me siento tan femenina haciéndolo, es de virtuosas cantar con una cítara hecha de mierda; porque al final, yo; que soy el hada madrina de las perras, la convertiré en oro y sólo algunos privilegiados y algunas privilegiadas, cantaran conmigo bajo su son.