Quedan lejanas las sensaciones de conformismo y
el dolor propuesto por las circunstancias,
ya todo queda lejos.
Tal vez,
tampoco esté cerca esta biológica jauría que tengo dentro,
pero por fin,
y sólo quizás;
tampoco esté difuminada en el horizonte:
...ya está amaneciendo,
lo presiento.
Y esta tarde me fabricaré un nido,
con la espera y la esperanza que son hermanas mías.
Y lo adornaré de guirnaldas y de parasoles,
lo coronaré contigo que eres mi hombre y,
desempolvándonos los ojos y el corazón
esperaremos a Helena o a… quién quiera que desee
dormir a nuestro lado toda la vida.
Pero me aseguro y os lo cuento:
Ya no estamos lejos de esto que se mide a veces con un reloj y
otras,
con el rasero de amar.
Ya está amaneciendo y puedo otearlo,
casi describirlo,
casi toco mi maternidad con la yema de los dedos.
Y esta vez la espera es esperanza,
y tengo a mi hombre conmigo,
en este nido de estrellas fugaces que conforma mi vientre
y su paciente masculinidad,
su forma de amarnos a mí y a quien quiera que sea que nos duerme dentro.
(imagen de Susana D' Momo)