Vamos siguiendo el hilo,
blanco,
de la carretera;
con las alfombras medio verdes
de los laterales,
medio azules también si miras
hacia arriba.
Dos molinos,
perdiéndose,
han aparecido en dos segundos
para volver a no existir
mas que en mi memoria:
fabricada para olvidar.
Los camiones me austan
porque son más grandes
que tú y que yo juntos...,
y pasan rápido al lado nuestro.
Intento fijar las retinas
en un punto exacto del viaje,
pero me mareo y todo pasa...
sólo puedo otear sin desvarío,
el final de la carretera,
al frente,
el horizonte difuso
que jamás es el mismo y
al que,
si soy impaciente y racional,
no llegaré nunca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario