Cuando permaneces,
inmutable,
semivestido,
inmutable,
semivestido,
recostado en el sofá
callando a mi alma con la tuya,
cultivamos,
ambos,
las ganas irreverentes y permanentes
que disfrazamos en los resquicios de memoria;
las ganas, insustanciales,
callando a mi alma con la tuya,
cultivamos,
ambos,
las ganas irreverentes y permanentes
que disfrazamos en los resquicios de memoria;
las ganas, insustanciales,
de odiarnos,
de desgarrarnos las vísceras hasta desangrarnos.
Cuando tu faz de cera se crece,
soberbia y estirada,
no se me hace bella;
cuando el rostro,
de desgarrarnos las vísceras hasta desangrarnos.
Cuando tu faz de cera se crece,
soberbia y estirada,
no se me hace bella;
cuando el rostro,
esperanzador,
de ángel que me embriaga;
se vuelve mueca del infierno,
a veces,
¡sólo a veces!
me sigue apresando la gana de dejar de quererte.
de ángel que me embriaga;
se vuelve mueca del infierno,
a veces,
¡sólo a veces!
me sigue apresando la gana de dejar de quererte.
3 comentarios:
¡Qué bonito, como siempre!
Besos muchos.
nani
Ufff! que fuerte el sentimiento de soledad extrema entre dos vecinos mas que amantes. Bellísimo tu poema.
yo sí que no puedo dejar de quererte.
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