
Tengo mil lunares, si, mil lunares que hace dos noches no existían. Un bichito pequeñito se hizo muuuy amigo mío y decidió darle a mi cuerpo un toque más andaluz de lo que ya es y coloreo mi piel con unos cien granitos rojos producto de sus más fervientes picaduras… ¡y cambié el look! Pero ahora entiendo cuando dicen las gentes que “para presumir hay que sufrir” porque este cambio de imagen, será favorecedor (que aún no lo sé), pero… duele; ¡duele mucho!.
Pues bien amigos, así comienzo esta entrada recordatoria para que no me olvidéis, sigo de aquí para allá con “el que me besa la frente”, disfrutando lo poco que le quedan a sus vacaciones (las de él) y temiendo por reencontrarme cara a cara con mi inactividad laboral (vamos…un paro “mu” grande que sufro en mis carnes); así que eso, si alguien tiene un trabajillo para mí y me lee que cuente conmigo que soy muy competente, sé trabajar en grupo y tengo coche propio…jajajajajaja Al final el post se va a convertir en una típica entrada en un típico foro de empleo…¡aaayyyy pero es que esto es lo que hay! Y sé hacer tantas cosas ¿por qué nadie quiere contratarme? Habrá que seguir con la lucha…
No quiero contar mucho más porque supongo que cuando me asiente en casa y repose todo lo que he engullido, lo mismo sale algo bueno y con “chicha” (como diría mi madre); así que os dejo por estos lares y me dedico a seguir viviendo con mis lunares y mis cosas, que luego llega el invierno y las niñas con cara redonda y pelo azul reposamos lo intenso del verano para transformarlo en letras, en fotos o en bocetos desperdigados que se esconden en cualquier carpeta…