Escucho el silencio,
para poder hablar.
Me cuenta retahílas de nada
y me hacen chiribitas los ojos,
rojos y desencajados.
La noche me agujerea las tetas
y me parte por la mitad.
¡Qué bueno, sentir de nuevo la vida!
Qué sensación más grata la recomposición…
Empezar de nuevo con todo desde la nada,
la que oigo,
ya,
sin miedo.
La que me hace amar más.
Recógeme la trenza,
Romeo…
el día empieza a llegar.