NINGÚN SER HUMANO ES ILEGAL

NINGÚN SER HUMANO ES ILEGAL
BLOG DE MARIA

OTRO MUNDO ES POSIBLE

OTRO MUNDO ES POSIBLE
CUANDO LO SOÑAMOS JUNTOS...

martes, 30 de octubre de 2007

CON LOS OJOS CERRADOS


Me imagino que no tengo voz…
y que no te puedo describir el paisaje,
entonces,
tengo que cerrar los ojos,
concederme la gracia de ser narradora en off
(como cuando te contaba cuentos…)
e inventar un lienzo para pintar todo lo que no ves
y yo sí…
Narradora con las manos…
- ¿qué te cuento?-

Defino el cielo de noche,
con estrellas y un cuarto de luna…
ahora le prendo un pequeño balanceo de nubes
ocultando la osa mayor
y empieza a llover.
Me estoy mojando…

Los pinceles endurecen el trazo
porque estoy pintando la tierra y los olivos,
pero…
¡los borro!
y le añado albero y un poquito de calor.
Me asfixia esta humedad ardiente…

El aguarrás me recuerda a ti y a tus vidas
y le añado textura a las sombras de la Giralda
que se pinta ella sola…
¡yo no he sido!
uso precisión porque este puente la requiere…
casi estamos en Triana;
pero…
no me gusta dibujarte estos parajes y
se me cae el disolvente encima de la tela…
y deja de llover,
ya no hace calor…
Suena el teléfono y eres tú…
abro los ojos y contesto:
- ¿Sí? te espero en el Paseo…,
¿hace calor o frío?-

jueves, 25 de octubre de 2007

PRESENCIAS INTERMITENTES



Me llamaron por teléfono, tenía que acudir con rapidez a Córdoba, todos estaban allí y sólo faltaba yo, me estaban esperando.
Mientras preparaba el macuto, ese que sólo usaba cuando hacía un plan de este tipo, intuí que los nervios estaban aminorando la avidez con la que solía empaquetar dos braguitas, un sujetador, tres camisetas y un pantalón; el cepillo de dientes, el desodorante y poco más. Realmente tenía derecho a perder, en cierta medida, los estribos; a Julia la conocí en unos encuentros para discapacitados y conectamos, hubo una amistad y habíamos quedado en mi tierra para vernos de nuevo, después de dos años y esta vez, vendría con unos amigos. Yo me hice cargo y era la que no había llegado…, es lo que tenemos los miembros de mi familia, intentamos estar en los sitios puntuales y acabamos llegando los últimos…
El autobús fue puntual, yo fui (casi) puntual y logré cogerlo a tiempo. El teléfono no dejó de sonar, pero me relajé. El Mercadona era nuestro punto de encuentro y fue allí donde todo comenzó.
Bajé corriendo las escaleras y crucé la carretera (por supuesto cuando el semáforo estaba con el muñequito verde…o eso creo…), las puertas del supermercado se abrieron, cual mar lo hizo ante Moisés y, sin pensarlo, me fui hacia la sección de frutería que era donde me esperaban. Julia no había cambiado: organizaba y desorganizaba una compra que hacían una serie de chavales, ninguno mayor de 19 años y ¡de pronto! como si mi corazón la hubiese llamado, se giró… Se giró y nos miramos ¡por fin! el reencuentro tan esperado.
Hablamos, el mundo se paró y cuando pasó un instante decidimos hacerle caso a las siete personas que nos miraban sonriendo: -¡ Esta es “laMarta”!- decía con el acento peculiar que tienen los gallegos de la parte del norte. Uno a uno, fui besándolos: estaba el rubio que estaba bueno, el alto gracioso, el de mirada interesante, …, hasta que llegué al que jugaba con tres manzanas y no hacía demasiado caso a las circunstancias.
Cuando le vi, sentí eso que describen los guionistas y los escritores en sus obras: todo se paró, la gente desapareció y nos quedamos él y yo, bueno, más que nosotros dos, nuestras miradas. Nunca podría describirlo tan perfectamente como para descifrar todo lo que sentí. Lo resumiré diciendo que a partir de este instante, creí en los flechazos; porque me enamoré de él ¡ya está! ¡sin más! Yo, la que creí saberlo todo, la que se refugiaba en el equilibrio que había logrado, …, me enamoré sin poderlo entender: le miré, me miró y me vinculé para toda la vida a esos ojos azules, llenos de vaivenes y de arrugas.
Cinco días sin dormir fue mi historia. Cinco, mágicas noches, de encuentros furtivos en los diálogos de dos almas secretas y abismales. Un juramento de hermandad y de amistad y una despedida gris en la pista de aterrizaje de un aeropuerto…
Después de esto las tormentas borraron huellas, el lodo de las estrellas mal vistas nos inundó la mirada y desaparecimos. Un día volvimos a encontrarnos, pero ninguno nos reconocimos: él no era él ni yo era yo, éramos tan diferentes a nosotros que, aunque las almas se reconocieron, ambos les tapamos la boca para que no pudieran decir nada; al fin y al cabo, no quisimos volver a vernos, era sencillo…
Hoy he decidido volver y, de pronto, ya no somos Guadiana. Tengo hijos, un marido espectacular que sabe destaparle la boca a mi corazón cuando quiere escucharlo y mis mismas ganas de vivir, sólo que algunos amores más tarde…
Me gustó encontrarle de nuevo, la voz ya no es de niño y el pelo seguro que lo tiene más largo, tal vez pueda darle lo que nunca pude porque el chasquido de la flecha no me dejó, espero que la oportunidad la tengamos; de todos modos, todos tenemos presencias intermitentes que nos dejan sin respiración a veces y otras, simplemente, nos permiten recordar lo que fue, lo que pudo ser y lo que, lo mismo, no es nunca…
para mi hermano, el otro, el del norte...

domingo, 21 de octubre de 2007

¿BAILAS CONMIGO?


Bailando,
la danza ha comenzado con los pasos
mal dados,
sin compás:
Reclinada sobre tu cuerpo,
danzo encima de ti,
como tus versos encima de este poema…
lamiéndote,
palpándote,
mascando tus olores y tus pedazos de piel…

Respiración descompasada
como tu sonrisa desfigurando el rostro.
Música vocal derramada de ambas bocas:

Gemidos de sudor y altivos los cuellos,
tus manos en mi pecho…,
tus manos en mi espalda,
tus manos en mi sexo…


Me das la vuelta bruscamente

¡así me gustas más!
¡elévame!
¡recolócame!
¡hazme bailar!

Empezamos,
de nuevo,
a danzar,
esta vez, con ritmo:
Dos pasos dominando la situación:
UNO ,
DOS,
UNO,
DOS…
uno, dos, uno, dos, uno, dos…
Con este vaivén planeamos
sobre nuestras cabezas,
a tanta altura te reconozco más bello aún…
uno, dos, uno, dos…
más hombre y más tú…
uno y dos.

UNO Y DOS…
te dejo danzando sólo
¡tengo que bajar!

Voy a mirarte un instante
danzar en tu soledad,
yo encima de tus versos…


Mientras me besas la boca y el cuerpo,
reconociendo tu saliva mis encías y mis piernas…
la luna sonríe porque,
astuta,
tiene algo qué contar…
desde arriba ella lo ha visto todo
y comprende que la música
la hemos puesto ambos,
para dejar de andar
y acabar en la cama,
descansados….

¿Bailas conmigo otra vez?
… están cayendo “mijitas” fuera de ti.

viernes, 19 de octubre de 2007

toc, toc.


He vagado por las calles de Dos Hermanas
buscando, como siempre,
los secretos de los balcones,
de las figuras tras las cortinas y
de la gente que es como tú.

Paso a paso,
el sol aprieta a las quimeras
de mi frente.
Ando sin dejar de sonreír y
sin perdonar a los que no di permiso
para arrebatarme esa mueca del alma:
¡cerdos inhóspitos!

- ¡cómo puede quemar tanto el sol aquí!-
algún día se lo voy a preguntar a la Giralda…

Me inquieta soñar más de lo que esperas,
o leer menos que antes porque
estamos juntos y
prefiero seguir restaurando con la vista
los edificios amarillos y blancos
y los recuerdos…,
siempre están conmigo aún habitando
en el pretérito de otros ojos y
en el presente de otra boca.

¡Cómo esperas que te acerque a lo absurdo!
si eres amarillo y blanco por dentro…
cuadrado de razón y voluble de alma…


…toc, toc,…
viajo sin maleta y sin billete,
andando por Dos Hermanas…
me aprieta el cinturón y los zapatos
¿me prestas un cachito de sol para ponérmelo en el pelo?
No quiero amistad ni amigos,
sólo un trozo de razón que me desenganche de la oreja
este rayo de luna que me tiene paralizada…
…toc, toc…¿me escucha alguien?
toc, toc…

IBAMOS DE UN SITIO A OTRO...

Este poema ya fue una entrada anterior, pero se lo quiero regalar al que nunca me lee, porque se lo debo; porque aunque él no estaba cuando lo parí, lo hice para él, no sabía quién era y lo fabriqué de él...


Íbamos de un sitio a otro de la habitación,
como rebotando
con los versos de los poemas.

Tú asido al primer verso
yo reenganchada en el segundo,
de la esquina izquierda a la pared;
erguidos en unos cuantos renglones
… como estos.

La frente caliza de tu cuerpo duro agachada
en el tambaleo pacífico
de lo que se hace porque se quiere,
desnudándome de ayer:
- ¡te estoy recitando el cuerpo hoy!-

La palabra libertad flotando
por entre los soplos sesgados de brisa sulfatada,
más metáforas para decirnos te quieros extravagantes,
versos más cortos y más intensos,
retórica absurda como todas tus mentiras,
circunloquios exquisitos,
sinalefas,
encabalgamientos…

lunes, 15 de octubre de 2007

OFF


...para Mario, por la crítica constructiva: ¡Va por "usté" maestro!

OFF
Nosotros somos un “abecedé”,
un “unosdostrés”.

No hay amor, pero sí normas:
las reglas del descontrol.

Si me besas:
“tresdosuno”…
off…

miércoles, 10 de octubre de 2007

AMIGA DE TRES CUARTOS DE HORA


Este relato es para mi madre..., porque ella se encontró con Cava algún día y yo me encontré ayer con esta Sevillana...




…Erase que se era; una mujer redonda, como las de cuadros de museo: redonda, blanca y, aparentemente, complicada…
Poco más tengo que decir de ella, tampoco la conozco tanto, esta historia será corta porque no hay mucho que contar; tan sólo que esta mujer curvada y anónima (cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia) me paró ayer al salir del instituto y me contó este cuento, que de cuento no tiene nada y que lo tiene todo; esta retahíla sin sentido y con todo el sentido del mismo mundo y esta vida que no es de película pero lo es plenamente…
Ayer estaba vacía de musos, quería compartir con vosotros algo y…, ante el fracaso (en cuanto a comentarios se refiere) de mi último post; he decidido invadir la intimidad de mi “mejor amiga” de tres cuartos de hora y relataros de manera literal y en versión extendida, todo lo que aquella “loca” me contó.
¡Empiezo!
La mujer blanca, me cogió del brazo, me arrancó los ojos de cuajo y se los colocó encima de su enorme pecho (dijo que allí estarían mejor), agarro mis pabellones auditivos y los alargó, estirando y estirando hasta que fueron algo más grandes que los de Dumbo y de un golpe seco me sentó en el recoveco que quedaba entre la puerta del instituto y un naranjo medio muerto que esperaba su entierro.
-¡Eh, tú! ¡la de la frente grande! te ha tocado escucharme…-
-Sólo quiero ser libre, como las palomas de la Plaza de San Marcos, ¡bueno, no!...como esas no, que esas dependen del trigo que le lanzan los turistas…, si no…se morirían…, aunque … tal vez acabaran comiendo las sobras, la basura, podrían vivir…¡¡si!! si quiero ser como ellas. Quiero ser libre, tener hijos y poder quererlos. Quiero sentir cosquillas y ponerme nerviosa cuando Jose vuelve de todos sus viajes y no poder dormir cuando se va (¿quiero ser dependiente de él?)ummm…¡si! ¡quiero serlo!.Me gustaría seguir yendo al pueblo en los puentes y las vacaciones a ver y a oler a todo y a todos los que dejé allí, al fin y al cabo, siempre acabo echándolos de menos. Quiero esperar a los amigos, a que lleguen, aunque llamen poco y les haya gritado a menudo, ellos saben como soy; yo sé como son… Me encantaría seguir ayudando a los locos, ¡soy buena en eso!, y bebiendo alguna cerveza de más con … ¡con todo el que tenga algo de qué hablar! Deseo con todas mis fuerzas soñar en alto y luchar por lo que creo, querer a mi sobrina, seguir siendo rara, salvarme de mis infiernos, llorar todas mis muertes diarias y seguir mareándome por todos los ataques de risa. Quiero ser libre… y que me dejen serlo, no quiero aminorar el paso porque las estrellas se caigan y me destrocen el cráneo de lleno, con un riñón se puede vivir y con media cabeza también…, si me dicen loca que me lo digan, pero que me dejen ser fugaz y ambigua, redonda y blanca. Quiero que no me mientan y me saquen los ojos para guardármelos mientras escucho, no quiero más mentiras…¡no! eso no…
Se le saltaron las lágrimas…, o eso me pareció, besó mis ojos y los devolvió a su lugar de origen, amasó mis orejas y las rehízo, se iba con la cabeza agachada y me pareció menos gorda que antes, menos blanca y más pálida…, se iba hablando sola, como todas las “locas” de barrio que nadie escucha y que pueden ser yo… o no…

lunes, 8 de octubre de 2007



Un lienzo de colores vivos silenciaba la sala.
Acordes con los cerebros que pensaban,
infinitas las ideas que movían…

“Me alimento de las escenas que no crecen,
esas de huecos y rincones vacíos,
las que de oscuras sombras viven,
las que de calor desesperan.
Me alimento de las escenas que no crecen…”

(J)

“…de las escenas que desaparecen y aparecen,
de los rincones de la nada que es ella en mis sueños.
Escenas de nada que huelen a nada,
que duelen en todos,
que vacían las bocas de palabras y sensaciones…
Escenas que son enanos que jamás pueden volver a crecer,
que me resisto a guardar debajo de la almohada,
debajo de la piel,
debajo del pecho …”

Y nos vamos a seguir alimentando de las acacias marchitas
y los sopores ajenos
porque estas escenas que te plagio siguen estáticas
tal cual tu gesto,
sin movimiento y rezagándose cada vez más tras los naranjos y
bajo tus pestañas….


Me alimento de las escenas q no crecen,
porque se quedan desnutridas,
pegadas en las paredes de
todo lo oscuro que nos empaqueta las sonrisas.

Yo no tengo remedio,
tú tampoco,
ninguno de los cuatro, es buen jugador…

jueves, 4 de octubre de 2007

CRÓNICA DE UN “DES-CONCIERTO”


…Chispeante, podría describirse la sensación que embargaba a este “body-serrano”, el viernes cuando cogí el bus (línea 21) con mi hermano del alma.
No sabíamos bien si llegaríamos al destino pero, sin embargo, el cúmulo de nostalgias y las expectativas favorables de compartir este momento, camuflaban esta pérdida momentánea de rumbo. Seguir la rosa de los vientos que se dibuja en el instinto era mucho más apetecible que mirar planos y mapas…, en la magia el norte no existe…
La fila interminable de personas que, como yo, dibujaban sueños en el aire; rodeaba el recinto, la manzana, el barrio, … ¡en fin! un señor que había contado a todos los que por allí andábamos, más perdidos que otra cosa, decía que éramos treinta mil ¡no veas!, seguro que se levantó temprano ese día porque para contarnos tan rápido o era superman o super”algo” ¡qué envidia de super-poderes!, pero el problema era que allí los que de verdad sentíamos la grandeza del momento éramos mi hermano y yo ¿por qué se esforzaban todos en llegar antes que nosotros?...incomprensible…, no lo entendíamos.
Colocar un pie dentro, costó quitar tapones de botellas, esconder cámaras a modo de bocata de chorizo envuelto en papel de aluminio, ser registrados cual ladronzuelos de grandes almacenes, unos cuantos pisotones de “no-cívicos” seres que no nos reconocieron ni a mi hermano ni a mi…; casi nos jugamos el tipo accediendo al recinto que albergaría la especialidad de lo que llevábamos casi veinte años esperando; pero…, por fin, estábamos allí.
Comimos bocata de queso, nos equivocamos y casi comimos, también, la cámara digital que me regaló mi primo en mi cumpleaños (¡¡con todos los “megapixeles” que tiene!!), charlamos con Rocío (mi “mejor amiga” durante casi seis horas) y con su novio que también estaba sentado a nuestro lado, nos hicimos fotos, retratamos a todo el que tenía la dicha de pasar por allí, cantábamos, saltábamos, gritábamos (pero bajito..jejejeje) y esperábamos…: al final, esa era la meta, ese sería el gran momento…
Poco a poco fue haciéndose de noche, ¡flash! y las luces se encendieron al unísono: tres mil millones de bombillas, luciendo a la de tres y sin avisar… Me di cuenta despacio: como si el tiempo se parara observé bombilla a bombilla encenderse, con el temor que me provocaba saberme bajo ellas y siendo, signo inequívoco, de que todo iba a empezar; ya…, no había vuelta atrás, y todo volvió a apagarse para dejar que sonara música…
Mi hermano me miraba exaltado, extrañado, tal vez vi alguna lágrima escapar; poco a poco iba haciéndose enorme, grande, alto…
Mis pantalones se ensanchaban, las mangas de la camiseta se hacían largas, inmensas; los zapatos se salieron del pie ¡no podía ser posible! ¡estaba empequeñeciendo! ¡no podía mirar otra cosa que las luces apagadas y escucharlo sonar! mi hermano me agarró la mano y, creo que él también sintió algo raro paseándose por las sienes… No me quedaba más remedio que adaptarme a mi nueva figura. Todo lo sentía tal cual unos quince años atrás: casi no recordaba cómo el alma se me salía por la boca con algo tan simple como lo es una voz humana, lloré intensamente (sin acordarme de las facturas y la hipoteca), no tenía horario laboral ni síndrome de quemada, no tenía jefe. Le tenía a él que había vuelto para cuidarme; al fin y al cabo, era pequeñísima y todo el mundo lo sabía…
Cuando se encendieron los focos de nuevo, sentí como en un ¡plof! todo volvió a su sitio: mi camiseta, los zapatos, los pantalones y hasta las gafas que ¡por supuesto! se me habían bajado a la punta de la nariz. Me sequé las lágrimas y recogí los papeles de mi asiento.
Mientras esperábamos el taxi, se me cayó un euro al suelo, al agacharme me di cuenta de que me faltaba un calcetín. Miré a mi hermano y él sonrío: -se te quedó en el suelo cuando volviste a ser grande- si es que … a veces, hasta los que me rodean ven lo que sueño.
Me quedo con todos los “des-conciertos” como este, aunque sólo dure mi adolescencia lo que dure la música, aunque sólo sea una ensoñación compartida con mi hermano, es mía ¡y la quiero! Cada vez que los focos dejen paso una melodía, él volverá y yo intentaré no perder más calcetines…