La luz, está dentro.
Pertenece al interior,
el de la lava y el músculo incandescente.
Está en las tripas,
en el útero:
dibujando corazones rojos y pegándolos
en las vaginas,
en la mía y en la tuya.
Desmorona los yugos y los lastres,
moldea el acero exponencial de los ojos tristes,
ama con la claridad que poseen los maestros niños.
-
¿Sientes tu luz dentro? -
Escuché que la llamaban “Dios”
y decidí rubricar el concepto sin nombre y sin forma,
sin dejar actuar a mi pensamiento…
(y fue sano).
Cuando rodeo con un círculo púrpura el universo,
éste decide rodearme a mi…
y me dejo…
me repito:
-
María, ya no estás dormida -
extiendo los brazos
y las piernas,
me tumbo en el suelo
y consiento que el firmamento y la arena me acunen
como si fuera el
contenido de un bocadillo;
hecho de luz,
de luz y Nocilla…
como las meriendas de mi infancia
sentada en el bordillo de la casa de mis abuelos,
un invierno con sol.
Imagen: Alex Grey